La vida es más bonita cuando te rodeas de cosas bonitas

Así tal cual me salió el otro día de esta boquita mía comiendo con la Directora de Comercio Exterior de un banco. Quizás pensó que soy una simple. Pero, ¡qué narices! Así soy yo, y al que no lo guste que no mire…:)

Estábamos comiendo en Pandelujo, un restaurante en la Calle Jorge Juan de Madrid, que definiría como elegante y muy formal, con un toque original. La primera vez que vayas, quizás te pases de largo la entrada, como me pasé a mí. La fachada está decorada como el escaparate de una tienda de moda, y claro, en una calle, pasa como una más.

Te sirven como aperitivo un plato de aceite de oliva virgen con trozos de albahaca fresca que cortan de un ramillete delante de ti. Y para mojar, te traen una cesta con una selección de panes a cada cual más delicioso (de centeno, de frutos secos, blanco con pasas…). Los primeros son ideales para compartir, sobre todo porque si tienes que elegir solo uno puede suponer un quebradero de cabeza. Si te gusta el queso no te pierdas la Burratta trufada (es mozzarella fresca condimentada mmmm y acompañada por pan de pasas tostadito y calentito). Y también me gustaron mucho las alcachofas fritas y las tiras de berenjena con hummus.

Pero bueno, a lo que iba.

La belleza es un éxtasis, y tan simple como el hambre. Realmente no hay nada que decir de ella. Es como el perfume de las rosas: lo sientes y eso es todo.» W. Somerset Maugham

Las cosas más simples de la vida pueden convertirse en algo muy especial y que te hace sentir extraordinariamente bien si le agregas lo necesario. El sábado pasado aproveché una oferta de Zara Home por el día de San Valentín y compré varios cojines y una funda nórdica para mi cama. El resultado me gustó tanto que siento que disfruto mucho más del momento de irme a dormir. Las sábanas son suaves y gustosas, y el conjunto de almohadas, cuadrantes y cojines en tonos suaves me invitan al descanso.

Me parece un lujo absoluto que no me costó tanto. ¿qué es para ti el lujo?

Puede ser darte un baño con sales rodeado de velas, beber un poco de vino en una copa preciosa, tomarte un té en una taza especial, un ramo de flores frescas en casa, un bombón belga con tu café, el pan de la comida cortado en finas lonchas y presentado en un cesto, un frutero lleno de frutas exóticas, aliñar tu comida con hierbas aromáticas frescas, cocinar siempre con sal maldon y tener el aceite de oliva en una elegante aceitera.

Los utensilios de uso diario no tienen porqué ser solo funcionales. Pueden ser un objeto que te pone de buen humor y te recuerda la alegría de vivir. ¿A qué esperas? Rodea tu vida de cosas bellas y verás como se tiñe rápidamente de un color mucho más bonito.